Monseñor Rodrigo Bocanegra

Escrito por Christopher Clover, basado en entrevistas con el Conde Rudi Schoenburg y el Sr. Ricardo Sánchez Bocanegra, sobrino de Don Rodrigo.

Monseñor Rodrigo Bocanegra: una figura clave en la historia de Marbella.

Pocas personas hoy en día que no hayan nacido en Marbella son conscientes de la enorme importancia de Monseñor Rodrigo Bocanegra en el desarrollo de la ciudad en los años 50 y 60, y la fuerza de carácter y los logros de esta maravillosa persona para ayudar a Marbella a convertirse en un lugar excepcional para vivir en esos años críticos.

Liderazgo temprano e influencia en Marbella.

Se convirtió en párroco de Marbella en los albores de la era del turismo, y era famoso por su mezcla de pensamiento social tradicional y avanzado a la vez.

Don Rodrigo, desde su llegada a la ciudad en 1949 hasta su muerte en 1973, fue la figura local más destacada de la ciudad de Marbella, el hombre que unió a todos para llevar a cabo las tareas que se propuso. Fue, sin duda, la mayor fuerza de los distintos alcaldes de Marbella durante este periodo, que contaron con su apoyo, convirtiéndose en la práctica en el "alcalde detrás del alcalde" durante casi 25 años.

Su labor fue decisiva a la hora de intentar conseguir ayuda financiera del gobierno central para construir el puerto pesquero de Marbella y, con ello, el medio de vida de sus habitantes. Desgraciadamente, esta ayuda financiera fue rechazada en un principio, pero al final, gracias a su persistencia, consiguió su objetivo y sus esfuerzos sirvieron de catalizador para mejoras de muchos otros tipos posteriormente.

Defensor de la justicia social y el bienestar.

Siempre para los demás, nunca para sí mismo: Don Rodrigo era de la opinión de que si las clases populares eran miserables y estaban descontentas, nunca llenaría su iglesia y nunca habría un ambiente de paz en el pueblo. Como era confesor de María del Carmen Polo, esposa del general Francisco Franco, decidió hacer uso de esta "línea directa" y utilizarla para canalizar las peticiones locales hacia "la cúpula". Todo ello mediante una simple llamada telefónica.

Se tomó muy a pecho los intereses de la población local y "luchó" por mantener y mejorar sus ingresos y su vivienda (creó 250 viviendas sociales). De este modo, y gracias a su increíble carisma, Monseñor pudo establecer una ayuda financiera sustancial para Marbella, que de otro modo habría sido tratada como un pequeño e insignificante pueblo pesquero de poca o ninguna importancia.

Entre las muchas buenas obras que hizo, creó una fábrica de cestería (esparto) para dar trabajo a mujeres humildes, viviendas sociales (ya mencionadas), una residencia para la tercera edad, muchas escuelas para niños, el hotel Bellamar que sirvió para formar a jóvenes en las distintas áreas de la hostelería ya que el turismo empezaba a despegar, una residencia para chicas jóvenes que venían a Marbella a trabajar en los hoteles y restaurantes, y abrió un club social junto a la iglesia para jóvenes.

Apoyar grandes proyectos e influir en el desarrollo urbano.

Además, fue la persona clave para ayudar a José Banús a conseguir el apoyo necesario para construir el famoso puerto que lleva su nombre, consiguió el apoyo financiero para construir el Hotel Don Pepe y el Hotel Incosol, entre otros. También tuvo un papel importante en la mayoría de los proyectos (públicos o privados) de Marbella gracias a su enorme influencia y relaciones con todos los ministros del gobierno.

El segundo puente social que tendió fue el existente entre los habitantes originales de Marbella y los "recién llegados". Contribuyó decisivamente a crear un ambiente de colaboración entre ambos y, de hecho, los que hoy se conocen como los "fundadores" de Marbella se unieron para proteger la ciudad y su imagen. Los edificios de baja altura no fueron impuestos ni por el gobierno central ni por el local, pero se decidió que lo mejor para la ciudad y sus habitantes era mantener el estilo y el sabor de la ciudad original en la medida de lo posible.

Estrategias jurídicas y sociales para el crecimiento comunitario.

En tercer lugar, era ilegal crear y establecer "asociaciones" como vehículos para que la gente se reuniera y tomara decisiones colectivas. Sin embargo, las "Hermandades" religiosas estaban permitidas y así Monseñor Bocanegra creó la Hermandad de Santa Marta, en cumplimiento del Derecho Canónico, y fue esta Hermandad la que permitió a los hosteleros y otros miembros de la sociedad reunirse y decidir y acordar nuevas iniciativas de crecimiento dentro de Marbella.

Los efectos de la influencia de Monseñor Rodrigo Bocanegra en el curso de los acontecimientos de la época fueron realmente trascendentales, y no es de extrañar que se le diera el sobrenombre de "El Logrador", ya que efectivamente "logró": el bienestar socioeconómico de los habitantes de Marbella, la paz y la armonía social, y la unidad de la población local con los "extranjeros" recién llegados.