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Cinco joyas fascinantes que cuentan la historia y el legado de Antequera, reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
· 6 min. lectura
A poco más de una hora en coche de la vibrante Costa del Sol se encuentra uno de los paisajes culturales más extraordinarios del sur de España: los Dólmenes de Antequera, un Sitio Patrimonio Mundial de la UNESCO en la provincia de Málaga.
Aunque la costa de Málaga es famosa por sus playas, su gastronomía y su escena artística, este increíble paisaje natural fusionado con arquitectura ancestral ofrece un profundo encuentro con la Europa prehistórica.
Reconocido por la UNESCO en 2016, el sitio reúne tres monumentos megalíticos y dos impresionantes hitos naturales, formando un raro ejemplo de cómo la arquitectura antigua se integraba en el paisaje circundante con una intención espiritual y simbólica.
Tanto si estás explorando Andalucía como si ya vives en una de sus lujosas comunidades, aquí tienes las cinco razones por las que los Dólmenes de Antequera merecen un lugar en tu itinerario cultural.
Con una antigüedad de alrededor del 3.750 a. C. (hace 5.775 años), esta imponente tumba de piedra es una increíble muestra de la ingeniería prehistórica. Con más de 25 metros de longitud, está construida con enormes piedras verticales que sostienen una losa monumental en el techo, algunas de hasta 180 toneladas de peso. De forma singular, Menga no se alinea con eventos celestes como la mayoría de los dólmenes. En su lugar, su eje apunta directamente a una formación rocosa natural conocida como La Peña de los Enamorados, revelando un diálogo extraordinario entre la naturaleza y la creencia.
Este imponente afloramiento de piedra caliza domina el horizonte de Antequera. Su perfil, que recuerda al rostro de una persona dormida, es protagonista de una leyenda local: una trágica historia de amor que le ha valido el nombre de “La Peña de los Enamorados”. Fue un punto sagrado de referencia para el Dolmen de Menga, mostrando cómo los antiguos constructores integraban el paisaje en su cosmovisión.
La leyenda se remonta a finales del siglo XV, en los últimos años de la Reconquista, cuando los reinos cristianos y musulmanes aún estaban en conflicto en el sur de España.
Un joven cristiano de Antequera fue capturado por los moros y retenido en la cercana Archidona, bajo el dominio del emir. Durante su cautiverio, se enamoró de Tagzona, la hija del emir.
A pesar de sus diferencias culturales y religiosas, los dos jóvenes iniciaron una relación secreta. Con el tiempo, incapaces de soportar la separación, idearon un desesperado plan para escapar y huir juntos.
Atravesaron el campo en dirección al territorio controlado por los cristianos, pero pronto fueron perseguidos por soldados musulmanes enviados por el padre de Tagzona. Los amantes quedaron acorralados en un escarpado acantilado de la imponente montaña caliza que hoy se conoce como La Peña de los Enamorados. Al comprender que no podían escapar y negándose a ser separados o capturados, se abrazaron por última vez y se arrojaron desde la cima hacia la muerte.
Situado a pocos metros de Menga, el Dolmen de Viera sigue un diseño más tradicional, alineado con precisión hacia la salida del sol en los equinoccios de primavera y otoño. Esta cámara funeraria megalítica ofrece una fascinante visión de la astronomía en la Europa primitiva, revelando cómo las sociedades antiguas estaban profundamente conectadas con los ciclos del sol y las estaciones.
A unos 2 kilómetros de los dólmenes de Menga y Viera se encuentra el Tholos de El Romeral, una tumba con cámara cubierta por un techo de aproximación de hiladas (falsa cúpula). A diferencia de los otros dos, refleja una influencia arquitectónica mediterránea y se orienta hacia el parque natural de El Torcal. Es un impresionante ejemplo del intercambio cultural en la antigüedad y un testimonio de la diversidad de prácticas funerarias en la Iberia neolítica.
La Iberia neolítica se desarrolló aproximadamente entre el 5.500 a. C. y el 3.000 a. C. (abarcando de unos 7.500 a 5.000 años atrás).
Uno de los mejores ejemplos de paisajes kársticos de Europa y un lugar increíble para hacer senderismo, El Torcal presenta formaciones de piedra caliza esculpidas por los elementos durante millones de años. Durante el período Jurásico (hace aproximadamente 150–160 millones de años), toda la zona formaba parte de un mar tropical poco profundo. La caliza que vemos hoy se formó a partir de sedimentos marinos acumulados, incluyendo conchas, corales y microorganismos.
Aunque muchos asocian Antequera con sus dólmenes cuando piensan en su reconocimiento como Patrimonio Mundial de la UNESCO, El Torcal forma parte de la designación por su integración cultural y espiritual con la arquitectura prehistórica, como la de El Romeral. El eje natural que conecta El Romeral con El Torcal sugiere que las comunidades antiguas veneraban este agreste paisaje no solo como naturaleza, sino como tierra sagrada.
Para quienes viven en la Costa del Sol o están pensando en trasladarse a esta región del mundo, es un recordatorio de las profundas raíces históricas de Andalucía y del encanto atemporal del sur de España.
En Panorama, creemos que el lujo va más allá de la simple propiedad inmobiliaria: se trata de una conexión con el lugar, la cultura y el legado. Los Dólmenes de Antequera son una invitación a experimentar precisamente eso.
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Acceso: A 40 minutos en coche desde Málaga; es posible llegar en autobús público hasta Antequera, pero lo más recomendable para visitar El Torcal y El Romeral es disponer de coche o unirse a una visita guiada.
Centros de visitantes y aparcamiento: Aparcamiento gratuito tanto en los dólmenes como en el Centro de Visitantes de El Torcal; si está lleno, se habilita un aparcamiento con servicio lanzadera. La señalización hacia El Romeral puede ser discreta, así que pregunta en el centro.
Visitas guiadas: Disponibles y muy recomendables para apreciar los detalles arqueológicos y astronómicos. (Malaga Sightseeing, Andalusia Free Tours)
Qué llevar: Calzado cómodo para caminar, agua, protector solar, sombrero y una buena cámara para capturar la alineación del amanecer en Viera o los paisajes de El Torcal.
Mejores momentos: Visita El Torcal por la mañana para evitar aglomeraciones y disfrutar de mejor luz en los dólmenes. Consulta la web de turismo de Antequera para más información e inspiración para tu visita.